El jueves por la mañana partimos hacia Las Vegas, en un vuelo de tres horas. La vista desde el avión estuvo espectacular, vimos el cañón del colorado, y el embalse de la represa Hoover, lugares que visitaríamos el viernes.
Ese día descansamos un poco en el hotel, uno típico de las vegas, como los que se ven en CSI, de dos pisos con escaleras hacia el exterior y pasillo de acceso a las habitaciones tipo balcón. En la tarde cerveza bien helada y piscina, con vista al Cesar Palace y todo!! Por la noche salimos en grupo a caminar por el Strip, es la avenida principal. A lo largo se encuentran los hoteles y casinos. Las Vegas es noche, juego y locura, luces y alcohol, fiesta y mujeres, uno de los pocos lugares de Estados Unidos en los que está permitido tomar alcohol en la calle, los turistas vienen a descontrolarse, de aquí es que sale la frase “lo que pasa en las vegas, queda en las vegas” y algunos integrantes del grupo utilizaron nuestra frase criolla “borracho no vale”…
Estamos en el medio del desierto, en seguida notamos el cambio de clima, muy seco, mucho calor. Prácticamente no hay vegetación, solo palmeras, y casi no existen los espacios públicos, todo está pensado para que el turista venga a jugar en los casinos.
Las Vegas es una fantasía, una escenografía montada donde todo es posible. Sobre arquitectura, poco hay para sorprenderse, los edificios que contemplan los hoteles son imitaciones de edificios importantes de todo el mundo. Una pirámide egipcia con su esfinge, la torre Eiffel, canales como en Venecia, la estatua de la Libertad, inclusive dentro de uno de los casinos se reproduce una tormenta. Luego de ver un espectáculo de luces y chorros de agua en el lago del Cesar Palace, emprendimos la retirada a nuestro hotel.
El viernes por la mañana salimos en busca de uno de los paisajes naturales más impactantes que existen sobre la tierra, el Cañón del Colorado. Antes, una parada obligada en la Represa Hoover, en el límite entre el estado de Nevada y Arizona, una gran obra de ingeniería que abastece de energía a toda la ciudad de Las Vegas, un disparate. Y luego seguimos para ver el atardecer en el Cañón del Colorado, increíble, una experiencia que bien valió la pena tantas horas de viaje. Allí todo fue silencio y contemplación, lugar para reflexiones personales y dejarse llevar por las increíbles vistas. La puesta de sol fue toda una postal!
Al momento de escribir estas líneas estamos en una autopista, rumbo a San Francisco. El paisaje es totalmente desértico y montañoso, La autopista está llena de enormes camiones de carga con sus impecables cromados a todo brillo y los camioneros de barbas largas y blancas vestidos con mamelucos de jeans. La temperatura exterior es de 43°C y nuestra primera parada será el Parque Nacional de Sequoias en el estado de California.
Ya les contaremos en la próxima entrada.
lunes, 24 de mayo de 2010
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